El Acueducto de Segovia, símbolo de la ciudad, es el ejemplo más conocido de estas proezas de la ingeniería civil, gracias a su monumentalidad, su excelente estado de conservación y, especialmente, su ubicación en uno de los más bellos emplazamientos urbanos del mundo.

Los ingenieros hidráulicos que desviaron las aguas del Río Frío de la Sierra de Guadarrama para transportarlos una distancia de 18 km hasta Segovia, a través de un canal con una gradiente media del 1%, no se encontraron con ningún obstáculo natural más desafiante que el cruce del valle del río Clamores al final del trayecto. Para llegar hasta el rocoso contrafuerte en el que se asentaba la ciudad, tuvieron que erigir una enorme construcción de mampostería de 813 m de largo, consistente en cuatro segmentos rectos y dos arcadas superpuestas soportadas por 128 pilares. En el punto más bajo del valle, el acueducto está a una altura de 28,5 m sobre el suelo.

Esta colosal edificación no está documentada. Sin embargo, el perfil de la arcada y las técnicas de construcción empleadas permiten realizar comparaciones con el Aqua Claudia de Roma, un canal construido entre los años 38 y 52 d. C. Además, las excavaciones realizadas a los pies de los pilares parecen corroborar una fecha aproximada del año 50 d. C.

Tras su restauración, que se produjo a partir de 1484 por iniciativa de los Reyes Católicos, el acueducto siempre estuvo en uso y recibió un mantenimiento adecuado. Los daños más graves se produjeron el siglo pasado, con la sustitución en 1929-30 del conducto de piedra del XVI por un canal de cemento, tras una sustitución previa del de piedra por uno de madera. Otros daños detectados son la desintegración de la mampostería debido al efecto de la vibración por el tráfico pesado y el deterioro de la piedra a causa de los contaminantes del aire. Este daño físico-químico se debe principalmente a una pobre política de planificación urbanística, que ha destruido los alrededores del monumento con la construcción de plazas de aparcamiento, grandes vías públicas y ramales de conexión que menoscaban la belleza del acueducto y dificultan su adecuada conservación.